La mayoría de los animales capaces de identificarse por el sonido se basan en una respuesta simple. Sin embargo, los elefantes, como los humanos, tienen capacidad de pensamiento abstracto. Por ejemplo, la palabra «mesa» no describe en modo alguno el aspecto o las características de una mesa, pero los individuos conocidos entienden de qué están hablando. Y puede haber un gran número de mesas y todas ellas son diferentes.
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Las investigaciones han demostrado que los elefantes se dan entre sí «nombres», marcas acústicas individuales que no tienen nada que ver con la fisiología del individuo, pero que se asocian a él. Cuando la manada se hace muy grande y hay muchos animales jóvenes en ella, esta capacidad se vuelve muy necesaria. Los intentos de grabar el sonido de estos «nombres» y reproducirlos han demostrado que los elefantes reaccionan a ellos de forma muy vívida. Por desgracia, aún no es posible entrevistar a los elefantes y pedirles que expliquen cómo y por qué lo hacen.