Salud

El elixir de la inmortalidad ha sido buscado por curanderos, médicos y alquimistas desde la antigüedad. Cuántas hierbas e ingredientes (¡da miedo enumerarlos!) intentaron mezclar para conseguir la cura deseada. Pero no consiguieron inventar el artefacto necesario.

En el arsenal de la medicina popular hay muchos remedios que ayudan a hacer frente rápidamente a los resfriados, la congestión nasal, el dolor de garganta y la tos. Revitalizan y fortalecen el organismo. Puede que no lleguemos a los 200 años, pero podemos vivir hasta una vejez hermosa y saludable. Uno de ellos es la leche de maíz. Cómo preparar adecuadamente el remedio en casa y utilizarlo en la práctica: Hay muchas recetas que difieren en los ingredientes adicionales. Las materias primas deben prepararse con antelación. Los callos deben ser densos, sin grietas ni manchas. Los productos lácteos es mejor cocinarlos en casa que comprarlos en la tienda.

cocina clásica

Para preparar un remedio contra la tos según esta receta, necesitarás

Leche – 200 ml;

Maíz – 2 maíces (70-100 g).

Corta el maíz en rodajas.

Vierte el líquido en un cazo, llévalo a ebullición y añade los tubérculos cortados en rodajas.

Dejar infusionar a fuego lento durante 5-10 minutos.

Apagar la olla.

Pasar el líquido por un colador o una gasa.

Teniendo en cuenta la cantidad de materia prima, el rendimiento es de 100 ml.

A medida que envejecemos, los tejidos que rodean los ojos se debilitan, pierden elasticidad y acaban por descolgarse. Debido a este proceso, los depósitos de grasa se desplazan a la zona del párpado inferior. Como resultado, la zona se hincha. También puede acumularse líquido en esta zona, lo que provoca hinchazón. Así es como aparecen las bolsas bajo los ojos.

Con poca luz, las bolsas parecen más abultadas de lo que realmente son. Esto se debe a que proyectan una sombra sobre el rostro.

Además del envejecimiento, hay otros factores que pueden provocar la aparición de bolsas bajo los ojos:

la falta de sueño
el tabaquismo
alergias;
retención de líquidos en el cuerpo, sobre todo por la mañana;
una dieta rica en sal;
ciertas enfermedades tiroideas, renales y oculares, dermatitis;
predisposición genética y herencia.

Estos métodos son adecuados si necesitas conseguir un aspecto fresco de inmediato. Pero ten en cuenta que el efecto sólo durará unas horas.

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La sobrealimentación psicógena es un trastorno alimentario en el que una persona come mucho más de lo habitual por frustración. Luego puede sentir culpa y vergüenza, lo que no hace sino empeorar la situación.

Por regla general, en esos momentos la persona no siente verdadera hambre y no elige alimentos sanos, sino algún tipo de comida basura saturada de grasas y azúcar.

La sobrealimentación psicógena es bastante común, puede existir tanto en forma de episodios aislados como de forma crónica. Esta última conduce a un importante aumento de peso.

Existen algunas estrategias que te ayudarán a evitar dejarte atrapar por las emociones negativas.

1. Aprende a distinguir entre hambre física y hambre emocional

Si estás enfadado, aburrido o te sientes culpable, pregúntate si realmente tienes hambre antes de empezar a comer.

El hambre emocional aparece de repente, como un tornado, por mucho tiempo que haya pasado desde la última comida. En este caso, la persona tiene antojo de ciertos alimentos, pero no se siente satisfecha con ellos. Sigue sintiéndose mal y le apetece otra cosa.

Si consigues detectar el hambre emocional, pasa al siguiente punto.

2. Encuentre sus propias formas de combatir el estrés sin comer

Diferentes actividades son adecuadas para combatir el estrés: creatividad y aficiones, caminar, meditación y yoga, masajes, comunicación con los seres queridos, lectura, música, llevar un diario.

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Para vivir una larga vida y sentirte bien contigo mismo, es necesario:
dormir lo suficiente;
moverse más durante el día
comer alimentos sanos, privilegiando las verduras y sin comer en exceso;
socializar más (el aislamiento es malo para el cuerpo y el espíritu);
recordar lo que se agradece en la vida.
Este enfoque se detalla en los libros de Dan Buettner sobre las llamadas zonas azules. Se trata de lugares del planeta donde la gente enferma menos y vive más. A menudo viven más de cien años.

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Algunas enfermedades, que se consideran relacionadas con la edad, pueden empezar a molestarle incluso en su juventud. En este caso, la herencia desempeña un papel fundamental, así como las enfermedades asociadas que pueden causar alteraciones visuales.

Reserve inmediatamente una cita con un oftalmólogo si nota los siguientes síntomas:

Dolores agudos en el ojo. Pueden ser señal de una lesión o indicar afecciones más peligrosas. Por ejemplo, inflamación intraocular e incluso ataques de glaucoma, que se caracterizan por un fuerte estrechamiento de los campos visuales.
Destellos, relámpagos, hilos delante de los ojos, que pueden hablar de patologías graves de la retina.
Manchas oscuras o un velo turbio delante de los ojos. Pueden ser síntomas de desprendimiento de retina o cataratas.

Cómo mantener y prolongar la salud ocular
He aquí algunos consejos sencillos pero eficaces.

Evitar la contaminación ocular y los cuerpos extraños en el ojo
Durante el día, a menudo nos tocamos los ojos y, sin saberlo, introducimos polvo o suciedad en ellos. Por ello, es necesario enjuagarlos con agua limpia sin productos adicionales y lavarse regularmente las manos con agua y jabón.

También hay que asegurarse de desmaquillarse antes de acostarse, para que no entren partículas de cosméticos en los ojos. De lo contrario, pueden provocar conjuntivitis y reacciones alérgicas. A la hora de elegir cosméticos decorativos, es mejor dar preferencia a los productos hipoalergénicos que no se desmoronan.

Controlar la carga visual
Es difícil imaginar la vida sin aparatos. Pero es importante recordar que el trabajo de 8 horas en el ordenador y el largo desplazamiento de los feeds de noticias y redes sociales ー esto es una tremenda carga para los ojos. Provoca una tensión muscular extrema debido al continuo enfoque de cerca.

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Por lo general, es posible hacer frente por sí mismo a los daños cutáneos tras una quemadura solar. A continuación te indicamos algunas medidas que te ayudarán.

Escóndete del sol
Si notas que te empieza a picar, tienes que meterte en casa o en la sombra lo antes posible. De este modo, reducirás la cantidad de luz UV que te afecta y no te harás más daño.

Además, evitar la luz solar intensa es una buena idea hasta que tu piel esté completamente curada.

Enfría y calma la piel
Moja un paño o toalla con agua fría y aplícalo sobre las zonas afectadas. En lugar de compresas húmedas, puedes utilizar loción de calamina o geles de aloe vera. No acelerarán la curación de las lesiones, pero no causarán daño, y para algunas personas pueden ser más cómodos de usar que las lociones.

También puede darse un baño o una ducha fría. Esto aliviará el picor y el posible dolor.

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