La sobrealimentación psicógena es un trastorno alimentario en el que una persona come mucho más de lo habitual por frustración. Luego puede sentir culpa y vergüenza, lo que no hace sino empeorar la situación.
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Por regla general, en esos momentos la persona no siente verdadera hambre y no elige alimentos sanos, sino algún tipo de comida basura saturada de grasas y azúcar.
La sobrealimentación psicógena es bastante común, puede existir tanto en forma de episodios aislados como de forma crónica. Esta última conduce a un importante aumento de peso.
Existen algunas estrategias que te ayudarán a evitar dejarte atrapar por las emociones negativas.
1. Aprende a distinguir entre hambre física y hambre emocional
Si estás enfadado, aburrido o te sientes culpable, pregúntate si realmente tienes hambre antes de empezar a comer.
El hambre emocional aparece de repente, como un tornado, por mucho tiempo que haya pasado desde la última comida. En este caso, la persona tiene antojo de ciertos alimentos, pero no se siente satisfecha con ellos. Sigue sintiéndose mal y le apetece otra cosa.
Si consigues detectar el hambre emocional, pasa al siguiente punto.
2. Encuentre sus propias formas de combatir el estrés sin comer
Diferentes actividades son adecuadas para combatir el estrés: creatividad y aficiones, caminar, meditación y yoga, masajes, comunicación con los seres queridos, lectura, música, llevar un diario.