Independientemente de que haya plantado las cebollas en invierno o en primavera, abónelas dos veces por temporada. Sin embargo, las distintas especies y variedades se desarrollan a su manera, por lo que, a la hora de abonar, hay que centrarse en el aspecto de las plantas.
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La primera nutrición necesitará un vegetal al principio del desarrollo, cuando las plántulas alcancen unos 15-20 cm de longitud. La segunda alimentación se lleva a cabo después de otras 3-4 semanas – en este momento el bulbo comienza a formar un nabo.
Qué recordar al abonar las cebollas
Si no quiere entender las sutilezas del uso de determinados fertilizantes, elija composiciones minerales u orgánico-minerales complejas para alimentar cebollas y ajos. Tales medios se venden en forma de gránulos y polvos para preparar soluciones o incrustar en el suelo en estado seco. También existen fertilizantes líquidos que deben diluirse en agua. Antes de utilizarlos, lea atentamente las instrucciones y siga las recomendaciones del fabricante.
Puede utilizar sólo abonos minerales, sólo abonos orgánicos o alternar entre ambos. Lo más importante es no mezclar distintas composiciones en un mismo abonado y no superar las dosis recomendadas: un exceso de nutrición puede ser más destructivo para las plantas que un déficit de sustancias útiles.
Si las plumas de las cebollas empiezan a ponerse amarillas y secas, no espere a una alimentación programada y aplique nutrición fuera de turno para compensar rápidamente la falta de macro y microelementos y garantizar el desarrollo normal de la hortaliza.
El abonado debe realizarse a primera hora de la mañana o al atardecer, habiendo humedecido previamente la tierra. Si la tierra del bancal está cubierta de una costra dura, afloje con cuidado la tierra antes de abonar e intente verter la solución nutritiva entre las hileras.