Para lavar bien las fresas y no dañarlas, hay que seguir algunas reglas.
Publicidad
Lave exactamente tantas como vaya a comer. Las fresas peladas se conservan menos, incluso en el frigorífico y aunque se hayan secado bien. El hecho es que esta baya absorbe bien el agua: tras el lavado, hay más humedad en la pulpa, con lo que aumenta la probabilidad de que se pudra.
Antes de lavar, recoja las bayas y elimine las podridas. Incluso con una pequeña zona de lesiones. La podredumbre indica que la baya ha empezado a enmohecerse: las micotoxinas (venenos de los hongos del moho) ya han penetrado en toda la pulpa. Se recomienda comer este tipo de fresas sólo después de un tratamiento térmico. Si hay muchas bayas podridas, se puede hacer mermelada o compota con ellas.
No arranque el pedúnculo. De lo contrario, las fresas en el proceso de lavado absorberán mucha agua.
Lávese previamente las manos y los utensilios con los que lava las bayas. De lo contrario, los contaminantes de los mismos pueden llegar a las fresas.
